Hola,
El verano nos trae noticias trágicas en el Mediterráneo, una vez más.
Otro naufragio frente a las costas italianas de Calabria golpea con la muerte de 66 personas ahogadas desaparecidas en el mar, y seis cadáveres recuperados. Los testimonios de los once supervivientes son desgarradores, vieron morir familias enteras, hasta 26 niñxs. Llevaban ocho días en el mar, hacinados en un velero que había zarpado de Turquía, en su huida de Afganistán. Nadie les prestó ayuda en el trayecto.
Pocas horas antes, a unas millas de Lampedusa, la tripulación del barco humanitario Nadir encontraba en la bodega de una barcaza de madera 10 personas muertas por asfixia a causa de los gases del motor. La imagen era tan macabra como dolorosa.
Es una triste casualidad que todo esto ocurra en el Día Mundial de las Personas Refugiadas, que se conmemora hoy. Que sirva para recordar a las decenas de millones de personas en todo el mundo obligadas a huir a causa de conflictos, violencia o pobreza, en la búsqueda de una vida digna en paz y seguridad.
Muchas de ellas no lo logran. Y mientras más de 900 personas han perdido la vida ahogadas en el Mediterráneo central solo este año, la creciente criminalización y obstáculos impuestos a las organizaciones humanitarias por la Europa Fortaleza condena a miles de personas a morir en el mar.
Ante esta tragedia continua, y para cumplir con nuestro compromiso de no dejar a nadie a la deriva, nuestro velero Astral se prepara para zarpar rumbo al Mediterráneo central en los próximos días.
Por cada barco que encontremos en el mar, por cada hombre, mujer o niño que corra el riesgo de morir, estaremos allí, dispuestos a hacer todo lo posible. Porque cada vida perdida en el mar, bajo las bombas o por el hambre, es una derrota no solo para nosotros, sino para toda la humanidad.
Gerard Canals
Jefe de Operaciones Open Arms
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